Curiosidad
Pérez-González y Sánchez-Ruiz (2014) publicaron un estudio en el que encontraron que el rasgo de inteligencia emocional puede considerarse un rasgo de personalidad amplio integrado en los niveles superiores de una jerarquía de personalidad multinivel. También llegaron a la conclusión de que este constructo puede considerarse un proxy del factor general de la personalidad. El propósito de este estudio es intentar replicar su estudio. Seguimos la misma metodología que utilizaron estos autores pero con una nueva muestra, y una definición diferente de la inteligencia emocional rasgo y, por tanto, una herramienta de medición diferente. Nuestros resultados muestran validez convergente entre la inteligencia emocional de rasgo y la personalidad, pero no validez discriminante, lo que sugiere que la inteligencia emocional de rasgo no se integra en el nivel superior de las jerarquías de personalidad, sino que es otra forma de medir los mismos cinco grandes rasgos de personalidad que tradicionalmente componen el constructo de personalidad. También encontramos que la inteligencia emocional de rasgo está altamente correlacionada con el factor de personalidad general, pero además encontramos una correlación negativa extremadamente alta entre esos dos constructos y el neuroticismo. Este hallazgo sugiere que pueden representar sobre todo la ausencia de neuroticismo en una persona.
Personalidad e inteligencia emocional ppt
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La inteligencia emocional (IE) se refiere a la capacidad de percibir, controlar y evaluar las emociones. Algunos investigadores sugieren que la inteligencia emocional puede aprenderse y reforzarse, mientras que otros afirman que es una característica innata.
La capacidad de expresar y controlar las emociones es esencial, pero también lo es la capacidad de comprender, interpretar y responder a las emociones de los demás. Imagina un mundo en el que no pudieras entender cuando un amigo se siente triste o cuando un compañero de trabajo está enfadado. Los psicólogos denominan a esta capacidad inteligencia emocional, y algunos expertos sugieren incluso que puede ser más importante que el coeficiente intelectual para el éxito general en la vida.
Optimismo
Uno de los principales retos para que se reconozca el cociente emocional (EQ) como una medida legítima de la capacidad de un individuo para funcionar e interactuar a nivel emocional es el papel que desempeña la personalidad en este tipo de acciones. El estudio de la personalidad examina la cuestión desde la perspectiva de los Cinco Grandes rasgos de personalidad comúnmente aceptados en los círculos psicológicos. Se considera que los Cinco Grandes incluyen: apertura, extroversión, amabilidad, neuroticismo y conciencia. Prácticamente todos los tests de personalidad existentes se basan en cierta medida en estas cinco características; si son o no suficientemente predictivas y de amplio alcance es una preocupación común dentro de la comunidad psicológica y, en ocasiones, entran en conflicto con el concepto de Inteligencia Emocional.
Los Cinco Grandes son esencialmente características de amplio alcance que suelen representar la personalidad de un individuo. A su vez, se supone que las elecciones de alguien -y, por tanto, su futuro- pueden predecirse en cierta medida mediante la evaluación de los Cinco Grandes en esa persona. Los Cinco Grandes son los siguientes
Comentarios
Aunque el papel de las características organizativas en el proceso de cambio ha sido ampliamente analizado y discutido en la literatura, las características individuales, que son igualmente cruciales para el éxito del cambio, han sido descuidadas. Por lo tanto, el propósito del presente estudio es añadir una forma diferente de ver y trabajar con el cambio organizativo centrándose en las emociones y los rasgos de personalidad de los individuos. Este trabajo explora cómo la inteligencia emocional y las “cinco grandes” dimensiones de la personalidad pueden facilitar el cambio organizacional a nivel individual, explorando la relación entre estos atributos y las actitudes hacia el cambio organizacional. La muestra consistió en 137 profesionales que completaron inventarios de autoinforme que evaluaban la inteligencia emocional, los rasgos de personalidad y las actitudes hacia el cambio organizativo. Los resultados confirmaron que existe una relación entre los rasgos de personalidad y las actitudes de los empleados hacia el cambio. Asimismo, se comprobó que la contribución de la inteligencia emocional a las actitudes hacia el cambio era significativa, lo que indica el valor añadido de utilizar una medida de inteligencia emocional por encima del efecto de la personalidad. Las implicaciones prácticas de estos resultados se discuten en relación con las fases de un proyecto de cambio.