
Enfermedad de Parkinson y trastorno de la personalidad
Contenidos
Sin embargo, el estudio de la “personalidad parkinsoniana” según los criterios diagnósticos del DSM podría ser más útil en términos de práctica clínica, ya que permitiría llegar a un diagnóstico de trastorno de la personalidad en lugar de limitarse a describir rasgos temperamentales.
Pocos estudios han investigado la posible asociación entre la “personalidad parkinsoniana” y la disfunción ejecutiva informando de resultados controvertidos, considerando también las diferencias metodológicas utilizadas por los distintos estudios (6, 25, 26). En particular, Volpato et al. (6), evaluando la personalidad según el BFM, informaron de una cierta correlación entre rasgos específicos de personalidad (estabilidad emocional y apertura a la experiencia) y las funciones ejecutivas. Luca et al. (25), evaluando la personalidad según el MPC, informaron de una fuerte asociación entre la puntuación alta de HA y las disfunciones ejecutivas, mientras que Koerts et al. (26) no lo hicieron.
Lamentablemente, mientras que en la población general se ha dilucidado la asociación entre el CPM y las disfunciones ejecutivas (27, 28), no se dispone de datos bibliográficos sobre pacientes con EP. Sin embargo, debido a la estrecha correspondencia antes mencionada entre la alta puntuación de HA y la OCPeD, no es improbable que la asociación reportada entre la alta HA y la disfunción ejecutiva pueda ser sólo un epifenómeno, reflejando la conocida asociación entre la OCPeD y las disfunciones ejecutivas. De hecho, la disfunción del circuito corticoestriatal (corteza orbitofrontal, corteza prefrontal medial y estriado) podría representar la explicación fisiopatológica de la inflexibilidad cognitiva y conductual que caracteriza al OCPeD (29).
La falta de empatía de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo del sistema nervioso que afecta al movimiento y provoca síntomas como temblores, lentitud, rigidez, pérdida de equilibrio y dificultad para hablar y escribir.
Pero a veces los mismos medicamentos que ayudan a controlar los síntomas físicos del Parkinson pueden empeorar -o incluso causar- problemas de comportamiento, emocionales o psicológicos, dice la neuróloga de UCI Health Anna Morenkova, MD, PhD, que se especializa en el tratamiento de los trastornos del movimiento y es profesora asistente en el Departamento de Neurología de la Facultad de Medicina de la UCI.
Estos síntomas suelen ser causados por ciertos medicamentos utilizados para el tratamiento de los síntomas motores de la enfermedad de Parkinson. Pueden ocurrir hasta en el 15% de los pacientes que reciben dichos medicamentos. Pero es más probable que ocurran en personas que estaban predispuestas a estas condiciones antes del diagnóstico.
Estos comportamientos pueden ser bastante destructivos si, por ejemplo, un cónyuge se siente angustiado por la nueva obsesión de un ser querido por la pornografía o los vecinos se alarman por la insistencia del paciente en arreglar sus vallas incluso después de haber completado todo el trabajo.
Comportamiento extraño con el párkinson
A lo largo de los años se ha debatido mucho sobre la “personalidad de Parkinson”. Aunque es controvertido, algunos investigadores han intentado remontarse al pasado para buscar un conjunto de rasgos de personalidad comunes entre las personas que posteriormente desarrollan EP. Esto plantea una serie de problemas, entre los que destaca el sesgo que se produce cuando alguien mira al pasado sabiendo cómo es el presente. Es más razonable suponer que los efectos neurológicos de la enfermedad de Parkinson provocan una gran similitud de personalidad entre las personas que padecen la enfermedad. Por lo tanto, creo que es más importante considerar la probabilidad de que la personalidad cambie con la EP.
Hable con cualquier miembro de la familia de una persona que tenga la enfermedad de Parkinson y con frecuencia les oirá decir: “El Parkinson ha hecho que mi cónyuge/pareja/padre/hermano sea diferente”. Están informando de que hay algo discerniblemente alterado en lo que su ser querido es como persona. Puede ser sutil o muy evidente, pero la persona ya no es la misma que antes. Hace poco presenté una charla sobre la enfermedad de Parkinson y el cambio de personalidad a un grupo de familiares y me sorprendió el número de personas con las que resonaba esta idea.
Trastorno límite de la personalidad y parkinsonismo
En los últimos años, ha aumentado el interés por los cambios cognitivos y conductuales asociados a la enfermedad de Parkinson. Estudios recientes han identificado déficits en la función cognitiva, el estado neuropsiquiátrico y el lenguaje. Ha habido un desarrollo paralelo en el ámbito del habla, ya que los investigadores han pasado de centrarse exclusivamente en los déficits de producción del habla a interesarse por los posibles déficits de percepción del habla (Kwan y Whitehill, 2011).
Los síntomas cognitivos y conductuales pueden aparecer en las etapas más tempranas del Parkinson, antes de que se produzca cualquier tratamiento, e incluso pueden ser biomarcadores de la EP. Los perfiles cognitivos son variables y van desde déficits leves en dominios cognitivos específicos hasta demencia severa que afecta a múltiples dominios. Se calcula que entre el 19% y el 30% de las personas con EP temprana recién diagnosticada presentan deterioros cognitivos y que estos deterioros empeoran con la progresión de la enfermedad (Kelly et al., 2012).
El deterioro cognitivo y el desarrollo de la demencia se consideran cada vez más parte del curso de la enfermedad de Parkinson. De particular importancia, casi el 90% de los pacientes de EP con demencia presentan al menos un síntoma neuropsiquiátrico, y el 77% tienen dos o más síntomas neuropsiquiátricos. Los factores de riesgo para el desarrollo del deterioro cognitivo leve incluyen la edad avanzada al inicio de la enfermedad, el sexo masculino, la depresión, la gravedad de los síntomas motores y el estadio avanzado de la enfermedad (Leroi et al., 2012).