
La luz de la melatonina
Contenidos
Aunque es respetuosa con el medio ambiente, la luz azul puede afectar al sueño y provocar enfermedades. Hasta la llegada de la iluminación artificial, el sol era la principal fuente de iluminación, y la gente pasaba las tardes en (relativa) oscuridad. Ahora, en gran parte del mundo, las noches están iluminadas, y damos por sentado nuestro fácil acceso a todos esos lúmenes.
Pero puede que estemos pagando un precio por disfrutar de toda esa luz. Por la noche, la luz altera el reloj biológico del cuerpo -el ritmo circadiano-. El sueño se resiente. Y lo que es peor, las investigaciones demuestran que puede contribuir a la aparición de cáncer, diabetes, enfermedades cardíacas y obesidad.
No todos los colores de la luz tienen el mismo efecto. Las longitudes de onda azules -que son beneficiosas durante las horas de luz porque aumentan la atención, los tiempos de reacción y el estado de ánimo- parecen ser las más perjudiciales por la noche. Y la proliferación de aparatos electrónicos con pantallas, así como la iluminación de bajo consumo, está aumentando nuestra exposición a las longitudes de onda azules, especialmente después de la puesta de sol.
Sueño extremadamente ligero
Dormir incluso con un poco de luz puede ser poco saludable, según un estudio : Shots – Health News Sólo una o dos noches de exposición a la luz tenue son suficientes para elevar el pulso y aumentar la resistencia a la insulina, factores que aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes, según los investigadores.
Apagar las luces y cerrar las cortinas no es precisamente un nuevo y pegadizo truco de higiene del sueño, pero este consejo de sentido común está ganando aún más credibilidad científica. Muchos estadounidenses duermen en una habitación salpicada de algún tipo de luz artificial, ya sea la procedente de un televisor, un revoltijo de aparatos electrónicos o una farola intrusa. Una nueva investigación sugiere que una noche de sueño con sólo una cantidad moderada de luz puede tener efectos adversos en la salud cardiovascular y metabólica. “Me sorprendió que incluso esta cantidad, yo diría que pequeña, de luz que llega al cerebro a través de los ojos tuviera un efecto tan notable”, afirma la Dra. Phyllis Zee, autora principal del nuevo estudio y directora del Centro de Medicina Circadiana y del Sueño de la Universidad Northwestern. Los resultados se enmarcan en un conjunto más amplio de pruebas que indican que la exposición a la luz por la noche puede ser perjudicial de diversas maneras y podría predisponer a las personas a padecer enfermedades crónicas. Efectos fisiológicos de la luz El pequeño estudio de 20 personas realizado por Zee y su equipo en la Northwestern se diseñó para medir los efectos fisiológicos de 100 lux de luz artificial en adultos sanos mientras dormían.
Dormir con las luces encendidas beneficia
La luz tiene un profundo efecto sobre el sueño. La exposición a la luz a primera hora del día estimula el cuerpo y la mente, favoreciendo la sensación de vigilia, alerta y energía. La exposición a la luz por la noche también estimula el estado de alerta, lo que puede suponer un grave problema para un sueño saludable, abundante y reparador. La exposición a la luz durante la noche puede dificultar la conciliación del sueño. Una oscuridad insuficiente durante la noche puede provocar despertares frecuentes y prolongados.
La oscuridad es esencial para el sueño. La ausencia de luz envía una señal crítica al cuerpo de que es hora de descansar. La exposición a la luz a horas inadecuadas altera el “reloj del sueño” interno del cuerpo -el mecanismo biológico que regula los ciclos de sueño y vigilia- de forma que interfiere tanto en la cantidad como en la calidad del sueño. La melatonina, una hormona producida en la glándula pineal del cerebro, se conoce a menudo como la “hormona del sueño” o la “hormona de la oscuridad”. La melatonina influye en el sueño enviando una señal al cerebro de que es hora de descansar. Esta señal ayuda a iniciar los preparativos fisiológicos del cuerpo para el sueño: los músculos comienzan a relajarse, la sensación de somnolencia aumenta y la temperatura corporal desciende. Los niveles de melatonina aumentan de forma natural durante las primeras horas de la tarde, cuando cae la oscuridad, y siguen aumentando durante la mayor parte de la noche, antes de alcanzar su máximo a las 3 de la madrugada aproximadamente. La exposición a la luz nocturna inhibe el aumento natural de la melatonina, lo que retrasa el inicio de la transición del cuerpo al sueño y el sueño en sí.
Dormir en la oscuridad frente a la luz
El sueño es un estado mental y corporal que se repite de forma natural y que se caracteriza por una alteración de la conciencia, una actividad sensorial relativamente inhibida, una reducción de la actividad muscular y la inhibición de casi todos los músculos voluntarios durante el sueño de movimientos oculares rápidos (REM),[1] y una reducción de las interacciones con el entorno.[2] Se distingue de la vigilia por una disminución de la capacidad de reacción a los estímulos, pero más reactiva que el coma o los trastornos de la conciencia, ya que el sueño presenta patrones cerebrales diferentes y activos.
El sueño se produce en períodos repetitivos, en los que el cuerpo alterna entre dos modos distintos: El sueño REM y el sueño no REM. Aunque REM significa “movimiento ocular rápido”, este modo de sueño tiene muchos otros aspectos, incluida la parálisis virtual del cuerpo. Una característica bien conocida del sueño es el sueño, una experiencia que suele contarse en forma de relato, que se asemeja a la vida de vigilia mientras está en curso, pero que suele distinguirse más tarde como fantasía. Durante el sueño, la mayoría de los sistemas del cuerpo se encuentran en un estado anabólico, lo que ayuda a restablecer los sistemas inmunológico, nervioso, esquelético y muscular;[3] se trata de procesos vitales que mantienen el estado de ánimo, la memoria y la función cognitiva, y desempeñan un papel importante en la función de los sistemas endocrino e inmunológico;[4] el reloj circadiano interno promueve el sueño diario por la noche. Los diversos propósitos y mecanismos del sueño son objeto de importantes investigaciones en curso[5]. El sueño es un comportamiento muy conservado a lo largo de la evolución animal[6].